Amar para siempre, para toda la vida.

/ septiembre 24, 2023

 






 

Pronto celebraremos nuestro primer aniversario de bodas y he estado reflexionando sobre varios temas que me gustaría compartir con ustedes desde hoy.

 

He leído y escuchado con frecuencia algunas frases sobre el amor en las relaciones de pareja:

"No sé si eres el amor de mi vida, pero mientras estés en mi vida, disfrutémonos"

"Cuando ya no esté enamorada de fulanito pues se lo diré y continuaremos nuestra vida"

"No creo en el amor para siempre, creo en el amor que se trabaja día a día"

 

Quienes dicen esas frases por lo general han vivido situaciones dolorosas como un divorcio (propio o de los padres) relaciones donde no respetaron su dignidad, donde no se cultivó el amor, relaciones donde Dios no fue invitado, entre otras. Es comprensible que después de tanto dolor al corazón herido le cueste creer en un amor fiel, total y fecundo.

 

El amor para siempre si existe, y no es una suerte que le toca a unos pocos. Todos hemos sido creados para amar y ser amados con y en la totalidad de nuestro ser. En nuestro diseño original; Dios colocó el anhelo de amar, de entregarnos al otro, de buscar su bien, y de recibir el amor de otros. 


No pocas veces escuché que matrimonios jóvenes amigos de mis padres les decían a ellos que su relación era como de otro mundo, casi como inalcanzable, mejor dicho, que una relación así sólo la podían tener Henry y Daxy; nadie más. Y a mí me daban ganas decirles: “¡No, no es cierto! Justamente porque ellos lo lograron es que creo que ustedes también pueden tener una relación así. Ustedes pueden amar más y mejor ¡No se conformen!

 

El Papa San Juan Pablo II les dijo unas palabras mucho más amorosas que las mías a los argentinos en una misa para las familias en Córdoba, en 1987: Se equivocan quienes piensan que al matrimonio le es suficiente un amor cansinamente mantenido; es más bien lo contrario: los casados tienen el grave deber –contraído en sus esponsales– de acrecentar continuamente ese amor conyugal y familiar. (ver homilía completa aquí)

 

Concuerdo en que el amor se debe alimentar cada día; y al anochecer sentir que hemos amado a nuestro cónyuge un poquito más que ayer. Como dice San Juan Pablo II: “quien no se decide a querer para siempre, es difícil que pueda amar de veras un solo día”

 

Porque si somos fieles y nos amamos en las situaciones de cada día podremos amarnos para siempre. El amor diario se alimenta con detalles, caricias y sonrisas, pero también con actos de servicio, con sacrificios y con perdón. Y si alimentamos el amor diariamente; pues nos vamos a enamorar cada día más de nuestro conyugue, nunca vamos a “dejar de estar enamorados”

 

Muchas veces se piensa que la fidelidad y el amor que nos prometemos el día de la boda se demuestra en su mayoría en enfermedades graves de la pareja, en situaciones económicas precarias. 


Ser fieles en la cotidianidad sería: no responder con palabras hirientes cuando el otro paga su enojo del trabajo conmigo, levantarme más temprano para prepararle el desayuno a pesar de que me gustaría seguir durmiendo, callar o dejar de decir algo que le molesta a mi esposo, hacer la cama aunque no esté acostumbrado, pero lo hago porque a mi esposa le gusta, agradecerle cada día por la compañía, por cocinar la comida rica, por el abrazo y la compañía. 


Esas pequeñas fidelidades son las que nos capacitan para una mayor entrega en esas situaciones retadoras de la vida. María Belén Andrada de Catholic lo resume así: Porque el “siempre” está construido por una seguidilla de “ahoras”. Hay que ser fiel en lo pequeño, día a día, para poder ser fieles siempre.

 

Cuando comencé a escribir estas reflexiones me topé con uno post de Lucía Martínez y en él encontré – además de inspiración- 2 frases que quiero resaltar: 

La felicidad no está en la entrega, está en el amor. Luego por amor te entregas, pero el fundamento es el amor, no el sacrificio. La entrega está ahí, por supuesto: no te cases si no estás dispuesto a entregarte, a tope, del todo.

 

Más adelante expresa la esperanza que da esa fidelidad del amor para siempre: “la fidelidad, nos asegura que tenemos todo el tiempo de nuestras vidas para construir el amor y aprender cada día a amar mejor.”

 

Me encanta el enfoque positivo que Tomás Melendo le da a la fidelidad y en este post; nos dice que “La fidelidad es el empeño constante por hacer crecer el amor a la persona que he prometido todo mi amor. Se trata, precisamente de prolongar y concretar ese gran sí de la boda”

 

Un amor fiel sin duda es un amor fecundo (tengan hijos o no) porque será una lámpara que ilumine a las generaciones venideras, será una referencia de amor para los matrimonios más jóvenes, en resumen, será reflejo del amor de Dios. Yo anhelo y le pido a Dios que Joaquin y yo lleguemos a viejitos y podamos recibir ese premio de la vida plena del que hablan Alberto y Trini en su Instagram.

 

La invitación es a ser valientes y creer que, si podemos amar para siempre, hasta viejitos o hasta que la muerte nos separe. Si te cuesta creer porque no tienes referencias de matrimonios estables, felices y longevos pues te regalo la historia de mis padres que en los próximos días celebraran 41 años de casados.

 


Es importante recordar que quien nos enseña a amar de verdad es Dios, si lo amamos a ÉL primero; podremos amar más y mejor a nuestro esposo. María Belén Andrada lo explica con detalle:

 

No son amores incompatibles: cuanto más amemos a Dios, más y mejor podremos amar al otro, cuanto más metidos estemos en Dios, más nos volcaremos a atender y apreciar al otro. Él nos enseña el Amor, nos enseña sobre la entrega, sobre la humildad, sobre la generosidad, sobre la paciencia… por eso, para cultivar el amor en el noviazgo o en el matrimonio, lo primero será siempre cultivar la relación con Dios, y pedir mucho por la otra persona, para que puedan recorrer juntos el camino hacia Él. La santidad de tu cónyuge es parte de tu responsabilidad en el matrimonio.

 

Amar es una decisión y ahora más que nunca estamos invitados a tomar esa decisión; porque en la cultura actual se habla mucho del miedo al compromiso y a los vínculos duraderos. Pero hay esperanza, con Dios si se puede. 

 

“Todos los días de mi vida” parece mucho, pero cuando se ama de veras se hace muy corto. El amor es una decisión y la fidelidad a esa decisión es lo que hace sólido al amor. Mechi Richards.

 

Gracias por leerme.

Con amor, Rosana.

 






 

Pronto celebraremos nuestro primer aniversario de bodas y he estado reflexionando sobre varios temas que me gustaría compartir con ustedes desde hoy.

 

He leído y escuchado con frecuencia algunas frases sobre el amor en las relaciones de pareja:

"No sé si eres el amor de mi vida, pero mientras estés en mi vida, disfrutémonos"

"Cuando ya no esté enamorada de fulanito pues se lo diré y continuaremos nuestra vida"

"No creo en el amor para siempre, creo en el amor que se trabaja día a día"

 

Quienes dicen esas frases por lo general han vivido situaciones dolorosas como un divorcio (propio o de los padres) relaciones donde no respetaron su dignidad, donde no se cultivó el amor, relaciones donde Dios no fue invitado, entre otras. Es comprensible que después de tanto dolor al corazón herido le cueste creer en un amor fiel, total y fecundo.

 

El amor para siempre si existe, y no es una suerte que le toca a unos pocos. Todos hemos sido creados para amar y ser amados con y en la totalidad de nuestro ser. En nuestro diseño original; Dios colocó el anhelo de amar, de entregarnos al otro, de buscar su bien, y de recibir el amor de otros. 


No pocas veces escuché que matrimonios jóvenes amigos de mis padres les decían a ellos que su relación era como de otro mundo, casi como inalcanzable, mejor dicho, que una relación así sólo la podían tener Henry y Daxy; nadie más. Y a mí me daban ganas decirles: “¡No, no es cierto! Justamente porque ellos lo lograron es que creo que ustedes también pueden tener una relación así. Ustedes pueden amar más y mejor ¡No se conformen!

 

El Papa San Juan Pablo II les dijo unas palabras mucho más amorosas que las mías a los argentinos en una misa para las familias en Córdoba, en 1987: Se equivocan quienes piensan que al matrimonio le es suficiente un amor cansinamente mantenido; es más bien lo contrario: los casados tienen el grave deber –contraído en sus esponsales– de acrecentar continuamente ese amor conyugal y familiar. (ver homilía completa aquí)

 

Concuerdo en que el amor se debe alimentar cada día; y al anochecer sentir que hemos amado a nuestro cónyuge un poquito más que ayer. Como dice San Juan Pablo II: “quien no se decide a querer para siempre, es difícil que pueda amar de veras un solo día”

 

Porque si somos fieles y nos amamos en las situaciones de cada día podremos amarnos para siempre. El amor diario se alimenta con detalles, caricias y sonrisas, pero también con actos de servicio, con sacrificios y con perdón. Y si alimentamos el amor diariamente; pues nos vamos a enamorar cada día más de nuestro conyugue, nunca vamos a “dejar de estar enamorados”

 

Muchas veces se piensa que la fidelidad y el amor que nos prometemos el día de la boda se demuestra en su mayoría en enfermedades graves de la pareja, en situaciones económicas precarias. 


Ser fieles en la cotidianidad sería: no responder con palabras hirientes cuando el otro paga su enojo del trabajo conmigo, levantarme más temprano para prepararle el desayuno a pesar de que me gustaría seguir durmiendo, callar o dejar de decir algo que le molesta a mi esposo, hacer la cama aunque no esté acostumbrado, pero lo hago porque a mi esposa le gusta, agradecerle cada día por la compañía, por cocinar la comida rica, por el abrazo y la compañía. 


Esas pequeñas fidelidades son las que nos capacitan para una mayor entrega en esas situaciones retadoras de la vida. María Belén Andrada de Catholic lo resume así: Porque el “siempre” está construido por una seguidilla de “ahoras”. Hay que ser fiel en lo pequeño, día a día, para poder ser fieles siempre.

 

Cuando comencé a escribir estas reflexiones me topé con uno post de Lucía Martínez y en él encontré – además de inspiración- 2 frases que quiero resaltar: 

La felicidad no está en la entrega, está en el amor. Luego por amor te entregas, pero el fundamento es el amor, no el sacrificio. La entrega está ahí, por supuesto: no te cases si no estás dispuesto a entregarte, a tope, del todo.

 

Más adelante expresa la esperanza que da esa fidelidad del amor para siempre: “la fidelidad, nos asegura que tenemos todo el tiempo de nuestras vidas para construir el amor y aprender cada día a amar mejor.”

 

Me encanta el enfoque positivo que Tomás Melendo le da a la fidelidad y en este post; nos dice que “La fidelidad es el empeño constante por hacer crecer el amor a la persona que he prometido todo mi amor. Se trata, precisamente de prolongar y concretar ese gran sí de la boda”

 

Un amor fiel sin duda es un amor fecundo (tengan hijos o no) porque será una lámpara que ilumine a las generaciones venideras, será una referencia de amor para los matrimonios más jóvenes, en resumen, será reflejo del amor de Dios. Yo anhelo y le pido a Dios que Joaquin y yo lleguemos a viejitos y podamos recibir ese premio de la vida plena del que hablan Alberto y Trini en su Instagram.

 

La invitación es a ser valientes y creer que, si podemos amar para siempre, hasta viejitos o hasta que la muerte nos separe. Si te cuesta creer porque no tienes referencias de matrimonios estables, felices y longevos pues te regalo la historia de mis padres que en los próximos días celebraran 41 años de casados.

 


Es importante recordar que quien nos enseña a amar de verdad es Dios, si lo amamos a ÉL primero; podremos amar más y mejor a nuestro esposo. María Belén Andrada lo explica con detalle:

 

No son amores incompatibles: cuanto más amemos a Dios, más y mejor podremos amar al otro, cuanto más metidos estemos en Dios, más nos volcaremos a atender y apreciar al otro. Él nos enseña el Amor, nos enseña sobre la entrega, sobre la humildad, sobre la generosidad, sobre la paciencia… por eso, para cultivar el amor en el noviazgo o en el matrimonio, lo primero será siempre cultivar la relación con Dios, y pedir mucho por la otra persona, para que puedan recorrer juntos el camino hacia Él. La santidad de tu cónyuge es parte de tu responsabilidad en el matrimonio.

 

Amar es una decisión y ahora más que nunca estamos invitados a tomar esa decisión; porque en la cultura actual se habla mucho del miedo al compromiso y a los vínculos duraderos. Pero hay esperanza, con Dios si se puede. 

 

“Todos los días de mi vida” parece mucho, pero cuando se ama de veras se hace muy corto. El amor es una decisión y la fidelidad a esa decisión es lo que hace sólido al amor. Mechi Richards.

 

Gracias por leerme.

Con amor, Rosana.

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"A TODO GOZO, SIGUE UN DOLOR Y A TODO DOLOR SIGUE UN GOZO "

Esta frase me parece oportuna para explicar porque pienso que Dios nos preparó para la muerte de mi hermano Henry José. Hace 5 años que lo creo y ahora decido compartirlo con ustedes porque tal vez a alguien más le puede ayudar.

Soy muy reservada y este tema lo he conversado con muy pocas personas porque es muy personal, pero hoy les abro el corazón porque he sentido como si el Espíritu Santo me impulsara a escribírselos, así que acá estoy haciéndole caso.

En la Cuaresma del 2018 yo sentí unas ganas de hacer algo diferente, para vivirla más a plenitud que otros años. Entonces se me ocurrió que podíamos hacer un sacrificio todos juntos como familia. Les propuse que durante esos 40 días hiciéramos el rosario o la coronilla de la misericordia todos los días, pero de rodillas. Yo creí que me dirían que no a hacerlo de rodillas (porque rezar juntos ya lo hacíamos muy seguido) y para mi sorpresa me dijeron que sí, casi sin titubear. Claro que les asombro mi petición, pero después de pensarlo bien a todos les agrado la idea.

Yo estaba feliz porque tendría el apoyo de mi familia para hacer un verdadero sacrificio en cuaresma, ya que es algo que me cuesta mucho hacer sola. Llegó el primer día y nos reunimos todos alrededor de la cama de mis papás y comenzamos a rezar de rodillas, luego del segundo o tercer día pensé: "ay, ¿por qué les dije de rodillas?" pero no dije nada y aunque al principio fue difícil, hubo días en los que las rodillas no dolieron tanto.

Luego de ese dolor de 40 días, vino el gozo de celebrar en Pascua nuestra constancia en la oración y todas las bendiciones recibidas durante esa Cuaresma. La convivencia se hizo más amena, tuvimos más paciencia los unos con los otros, fuimos más generosos y amorosos. Luego de Pascua continuamos rezando juntos todos los días, ya era una necesidad para nosotros, obviamente que ya no lo hacíamos de rodillas jejeje.

Creo que todas esas oraciones que hicimos durante la cuaresma y después de Pascua nos prepararon para el gran dolor que viviríamos meses más tarde. El 31 de julio fue un día gris con una noche lluviosa, el cielo lloró con nosotros. Fue una noche oscura, metafórica y literalmente hablando porque se fue la luz. En medio de esa oscuridad y con la lluvia cayendo recuerdo que le dije a mi mamá algo inesperado, no recuerdo las palabras exactas, pero fue algo como: "mami Dios nos quiere decir algo con esto, no sé qué es, pero Él nos preparó"

Al día siguiente pudimos ver y sentir el amor de Dios a través de tantas personas que visitaron nuestra casa, fue un desfile de gente entre familiares, amigos, vecinos, compañeros de colegio y conocidos. Algo que no todos saben es que Henry vivía en Buenos Aires por lo que no pudimos ir a su velorio ni a su entierro, pero aun en medio de ese dolor pudimos sentir la alegría que solo viene de Dios.

Yo no me había dado cuenta de esa alegría hasta que en la noche una amiga de la iglesia me dijo que estaba asombrada de la presencia de Dios entre nosotros. Yo la miré un poco sorprendida y confundida le pregunté qué ¿por qué lo decía? Ella me respondió que por la forma como nos comportábamos, que a pesar de todo mostrábamos tener paz y hasta una sonrisa en el rostro. Miré a mi alrededor para ver a mi familia, y era verdad. Durante todo ese día habíamos llorado, pero también habíamos sonreído ante tantas muestras de amor por nosotros y por Henry, y esa alegría solo la da el Señor.

El día que enterraron a Henry, celebramos una misa en la parroquia que está cerca de mi casa y a la que fuimos tantos años juntos como familia. Una comunidad que se convirtió en familia también.


Esa tarde la iglesia se llenó como si fuera una misa de solemnidad, incluso hubo 3 sacerdotes cercanos y amigos de nosotros. Esa Eucaristía ha sido una de las más solemnes que he vivido hasta ahora y recuerdo las palabras que el Padre Jorge Luis dijo:


"Todos deberíamos pensar como estamos viviendo nuestra vida, si al final de ella habrá tantas personas que nos recuerden con amor como le paso a Henry. Que hasta 3 sacerdotes estemos hoy recordando su vida y rezando por él"


En la misa sentí mucha paz por todo lo que dijeron los Padres, pero también porque yo vi a Henry. Lo vi vestido con una túnica blanca, sin barba y sonriendo. Tal vez es producto de mi imaginación, pero yo pienso que fue un regalo de Dios, así como el regalo que me dio meses antes cuando presentí la muerte de Henry. No sabía cuándo ni de qué forma ocurría, pero lo sabía, sabía que él se moriría primero que yo. Obviamente esto sólo se lo dije a mi familia después de la muerte de Henry porque es difícil de explicar. Por eso verlo junto al altar durante el ofertorio fue como un regalo divino para mí, un gozo en medio de tanto dolor.




Luego de ese día asistimos a misa diaria por 9 días (es costumbre en Venezuela hacer un novenario de misas para rezar por el alma del difunto) pero luego sin decirle a nadie más decidimos ir un mes. Uno de esos primeros días anunciaron en misa que comenzaría un TOV (Taller de Oración y Vida) en la parroquia la semana siguiente. Yo le digo a mi familia que lo haría y que me encantaría que fuéramos todos. En esa ocasión no a todos les entusiasmó la idea, pero luego se decidieron a ir. Las misas diarias, hacer ese taller y cada semana esforzarnos por practicar los ejercicios espirituales también fueron de mucha ayuda para vivir nuestro duelo con paz.

Luego de ese gozo vino el dolor de separarnos porque yo me venía a Buenos Aires. Fue un viaje inesperado, y con poco tiempo para planificarlo. El dolor continuó porque por 9 meses no nos pudimos ver por videollama, ni siquiera enviar notas de voz ya que el internet que ellos tenían era inestable y yo me había traído un celular viejito, tan viejo que ni táctil es. Fue muy duro pasar esos meses sin vernos, y sin orar juntos. La oración en familia me hizo mucha falta, y en muchos momentos me sentía muy sola cuando iba a misa.

Gracias a Dios puede cambiar de celular y ellos tener un mejor Internet. Esa primera videollamada fue un gozo inmenso. Luego de eso vino el dolor de la enfermedad de mi papá y la muerte de mis tías. Es duro estar lejos y no poder acompañar a los tuyos en momentos difíciles. Pero luego vino el gozo de celebrar mi casamiento con Joaquín. Como pueden ver en la vida de cada uno de nosotros sigue habiendo dolores y alegrías.

Nuestra 1era videollamada


Desde que llegué a Argentina he ido a misa en varias iglesias. En una de esas iglesias el padre decía en las oraciones finales esta frase:

"La alegría en el Señor es nuestra fortaleza" Nehemías 8:10.


Luego descubrí que era una cita bíblica, pero desde el primer momento que la escuché me encantó porque me daba esperanzas y me hacía recordar la frase que da título a estas reflexiones.

El título del artículo es una frase que leí a los 16 años en una novela del Padre Cesáreo Gil.

El padre decía en su libro que la vida es como una barca con 2 remos, uno es el gozo y el otro es el dolor. Para que la barca avance tienen que alternarse los remos, porque si sólo usamos uno la barca dará círculos y no se moverá a ningún lado. Es decir que en la vida tendremos momentos de alegría y momentos de dolor. Por eso decía que "A todo dolor sigue un gozo, y a todo gozo sigue un dolor"

A veces el dolor nos ciega y no podemos ver las alegrías o bendiciones que recibimos a diario. Otras veces es tan grande el dolor que nos peleamos con Dios, dejamos de conversar con él, de agradecer y hasta de ir a la iglesia porque pensamos que Dios no hace nada ante nuestro sufrimiento, incluso podemos pensar que es un castigo divino. La invitación es a que recordemos que el sufrimiento y el dolor forman parte de la vida, les dejo las palabras del Padre Juan Jaime (reflexión completa) porque su invitación y reflexiones son mejores que las mías:


“Pensar que a la gente buena le pasan cosas malas, es una manera autocompasiva de mirar la existencia. Uno se mira a sí mismo como sintiendo lástima: pobre de mí que me pasan cosas malas. Cuando en verdad yo simplemente soy como los demás, me pasan cosas y algunas de ellas son agradables y otras no tanto. Disfruta la vida como viene, cuando vengan las dificultades; que a todos nos llegan dificultades… saca fuerza, coraje, valentía, entereza, grandeza para enfrentar las dificultades. Y cuando vengan los momentos ricos, gozosos, de dicha: disfrútalos, gózatelos, aprovecha para sacar fuerzas para los momentos difíciles, que sin duda vendrán al día siguiente...

A veces hay días llenos de sol y a veces otros llenos de nubes y oscuridad. La sabiduría de la vida es aprender a sobrellevar unos días y los otros. Sin sentir que la vida ha sido injusta con nosotros”  


Si leyeron hasta acá, muchas gracias por su tiempo.


Le pido a Dios nos dé fortaleza en los momentos difíciles y sabiduría para reconocer cuando estemos perdiendo la alegría, la fe y la esperanza. Dios les bendiga a ustedes y sus familias.


P.D: no crean que siempre hemos rezado así, justamente luego de leer esa novela le pedí al Señor que me diera una familia como la del libro y años después me la dio. Poco a poco fuimos construyendo la familia que tenemos.


Con amor.

Rosana.









Comencemos por el título de ésta publicación. Hace unos días atrás vi un vídeo del psicólogo Gustavo Paris titulado La soltería no es una enfermedad y me encantaron sus reflexiones. (Aquí les dejo el video) @psicotidiano


Lamentablemente nuestra sociedad venezolana tiene la cultura popular de que si estáis soltera a los 35 años entonces estáis quedada, y debéis apurarte a buscar a alguien porque se te va a pasar el tren.

No falta el familiar o el amigo que te diga: "¿Y el novio pa' cuándo? ¿Cuándo le van a dar nietos a sus padres?"

Para quienes estamos en el camino de la fe; además debemos lidiar con otras frases tan típicas, que nos suelen repetir nuestros hermanos de la iglesia a quienes estamos solteros, sobre todo si tenemos más de 30. Como por ejemplo "El tiempo de Dios es perfecto" Hace unos meses atrás leí un artículo de blog titulado "No me digas que los tiempos de Dios son perfectos"No me digas que los tiempos de Dios son perfectos 
Me sentí tan identificada con esta frase, porque yo también me he sentido cansada de que me la digan como consuelo ante mi frustración por mi soltería. 

Yo agregaría otra que me han repetido varias veces "Dios es fiel, y te está preparando a alguien especial"

Hay otra frase que aunque no es nada religiosa, también la he escuchado varias veces y hace pocos días me la volvieron a decir "Entre más pasen los años, las mujeres se vuelven exigentes y les cuesta más tener pareja"


A veces quiénes nos dicen éstas frases, son personas que nos aman y no tienen ninguna mala intención pero no se dan cuenta del dolor que nos pueden causar. Ésta última frase es la qué más me duele, y es la causante de esta reflexión porque se conecta perfectamente con las palabras del psicólogo.
Me molesta que me digan que con la edad nos volvemos más exigentes y que esa es la razón por la que nos cuesta tener pareja. Es casi como si me dijeran que soy una persona difícil, intransigente y que nadie va a querer vivir conmigo.

¡No estoy de acuerdo! Hoy pienso distinto a como pensaba hace 10 años atrás, pero no creo que me haya vuelto más difícil o estructurada. En mis 20 tenía una lista de requisitos o cualidades que debía tener ese hombre ideal y en ese entonces sí que era intransigente porque si le faltaba alguna, pues lo descartaba rápidamente.

Si ser exigente significa anhelar a un hombre con quien tenga complicidad y me pueda reír como con un amigo, alguien con quien compartir mis valores y creencias sin sentirme juzgada por ser diferente, esperar a un hombre con quien compartir mis sueños y un mismo proyecto de vida, querer a una persona con quien me sienta cómoda siendo yo misma sin máscaras, si soñar con alguien que desee estar conmigo porque es feliz y que me elige porque desea compartir su felicidad conmigo y no porque tiene miedo a quedarse solo, y que además el hombre me atraiga físicamente (no tiene que ser un Carlos Rivera ni un Hugh Jackman pero me tiene que gustar) si eso es ser exigente, entonces si lo soy.

Yo no tengo la verdad absoluta, pero creo que eso no es ser exigente, eso es amarme a mi misma, es anhelar que todas esas cosas bonitas que le deseo a los demás, también me pasen a mí. Creo que sin importar la edad que tengamos, siempre debemos escoger a nuestra pareja desde la felicidad, no desde la necesidad o el miedo.

Hace semanas atrás una psicóloga me dijo que con el paso del tiempo más sabemos lo que queremos y lo que no en una relación, quizás por eso no escogemos a cualquier persona para que nos acompañe en esta vida, como nuestro novio/esposo. Yo creo que si tenemos la oportunidad de elegir a nuestra pareja, debemos hacerlo sabiamente. No escogemos la familia que tenemos, muchos somos afortunados con la familia que nos tocó, pero otros no tanto y sus recuerdos son bastante agridulces. Entonces si podemos elegir a esa persona con la que podemos construir recuerdos memorables, y que nos den paz en el alma, pienso que nos debemos dar ese regalo, es una gran muestra de amor propio.

Retomando el tema de las frases que mencioné antes, lo peor es, que de tanto que nos las repiten; terminamos creyendo que es cierto, consciente o inconscientemente.

Lamentablemente vivimos en una sociedad donde nos quieren etiquetar, y debemos cumplir estándares de otros y en medio de esa vorágine de las masas se nos olvida que somos únicos e irrepetibles, por lo tanto tenemos distintos procesos de aprendizaje, de madurez emocional y de crecimiento personal.

Entonces si somos distintos ¿por qué buscamos constantemente que todos sigan estilos de vidas iguales? ¿Por qué juzgamos a aquel que no vive cómo nosotros?

Quiero retomar una de las frases que cuando la escuché, me resonó mucho: "Dios es fiel, y te está preparando a alguien especial" estas palabras me hicieron reflexionar, porque podría caer en el error de pensar que si Dios no me da un novio/esposo entonces no es fiel. EPA!!! Dios siempre ha sido, es y será fiel a sus promesas. Su fidelidad no se basa en las cosas que me da o me deja de dar. Más importante aún mi fidelidad a Dios no se debe basar en las cosas que me da.

Mi felicidad tampoco se debe basar en un hombre, al menos no en un hombre mortal sino en Jesucristo. Mi felicidad debe basarse en Dios, en su amor infinito, en el hecho de que sin importar mis errores o mis malas decisiones, Él me ama así como soy, con mis luces y sombras. Yo no tengo que hacer nada para que Dios me ame, y mucho menos tengo que hacer ciertas cosas para que Dios me consiga un novio.

Pero si puedo hacer varias cosas para vivir a plenitud mi soltería. Las escribí sin un orden específico:

1. No reces por tu futuro novio/esposo: tal vez podrías estar pensando "Mi alma Rosana pero si muchas personas han dicho todo lo contrario: reza por él aunque no lo conozcas"
Y yo te lo repito "No reces por tu futuro novio/esposo" al menos no te obsesiones con esa oración. Varias veces hice una novena, una treintena y muchas oraciones pidiendo un novio, pero qué pasó? NADA. Entonces me obsesioné con esa petición y descuide mi crecimiento espiritual. Mi vida no debe girar en torno a buscar un novio, esa no es la misión de mi vida en la tierra. En estos momentos sólo oro pidiéndole a Dios sabiduría para elegir su voluntad, para saber discernir si mis sueños y anhelos coinciden con las propuestas de ÉL para mi vida. 



2. Cuestionarte tu vocación: y preguntarte si Dios tal vez te está planteando otra forma de vida. Puede ser la vida religiosa pero también puede ser vivir la soltería en castidad como laica consagrada o como simple laica. Para esto es bueno buscar un asesor espiritual, alguien que nos acompañe en este discernir de nuestro proyecto de vida. Particularmente me ha costado mucho encontrar a alguien con quién me sienta cómoda, aún sigo en la búsqueda de ese asesor, pero no pierdo las esperanzas y cómo dice el Padre Miguel Guerra "sino funciona con uno, busca otro. Lo importante es no dejar de buscar ese acompañamiento espiritual y complementarlo con uno psicológico"

3. Descubre cómo puedes usar tus dones y talentos para ayudar a otros: haz más cosas que te ayuden a ser más generosa, un voluntario por ejemplo. Inscribirte en un curso que te ayude a mejorar tus habilidades. Tampoco tienes que irte muy lejos o gastar dinero para ayudar a otros. En casa, con tu familia, con las cosas cotidianas también puedes servir y sentirte útil: puedo escuchar atentamente, lavar los platos aunque no los haya ensuciado yo, regalar una fruta, un postre preferido, dar una sonrisa, un abrazo. A veces despreciamos el impacto de los pequeños detalles y olvidamos que la vida está llena de detalles y esas pequeñas cosas también son importantes.


4. Sal y conoce gente diferente: el novio no va a llegar en paracaídas y se aparecerá mágicamente frente a tu puerta sin que vos hagáis nada. Puedes conocerlo en cualquier parte, pero repito no te obsesiones pensando que cada hombre diferente que conoces ese puede ser el indicado, ni tampoco vayas pensando que en ese lugar encontrarás a ese novio que tanto quieres. Sal y comparte con personas diferentes sólo por el placer de hacer amigos nuevos, de encontrarte con gente que puede enriquecer tu vida. No es fácil encontrar ese equilibrio, lo sé por experiencia propia y todavía trabajo en ello.

5. Asiste a misa frecuentemente, y visita el Santísimo
: Para encontrar ese equilibrio entre estar abiertas a conocer a alguien pero sin enfocarnos solamente en eso debemos pedirle ayuda a Dios. Y la eucaristía nos dará esa fuerza que necesitamos, la sabiduría para tomar mejores decisiones y la paz que tanto anhela nuestro corazón. En estos tiempos de pandemia no es fácil pero gracias a la tecnología podemos escuchar la misa de cualquier parte del mundo, a cualquier hora, e incluso hay capillas de adoración perpetua en YouTube.



6. Busca ayuda psicológica
Pasé muchos años con el corazón herido sin darme cuenta que lo estaba, y esas heridas me condicionaron a tomar las decisiones que tomé, a repetir patrones de conducta y perderme oportunidades maravillosas. Ahora soy consciente de esto y por eso tomé la decisión de buscar terapia psicológica, porque si mi corazón está sano podré amar a otros sanamente, sin dependencias emocionales, ya sean familia, amigos o novio.


7. Haz deporte, alguna actividad física
Baila si te gusta bailar, haz ejercicios por amor a ti. Cuidar nuestra alimentación y nuestro cuerpo más por salud que por estética, es una gran muestra de amor propio.
Muchos corren y encuentran en el running un forma de liberar tensiones, es como otra terapia para ellos. Yo siento algo parecido cuando salgo a caminar en las mañanas a ver el sol, siento que me lleno de energía, de vitalidad. Me pasa lo mismo cuando hago pilates o bailo. Y si por eso, la apariencia de mi cuerpo mejora; pues es un plus.



8. Tu vida no es un plan B, aunque Dios siempre tiene un plan B
Muchas veces pensamos que nuestra vida presente es una versión "chimba" (copia barata) o plan B con la que debemos conformarnos mientras nos llega el "original" Plan A. Debemos aprender a disfrutar del presente, de las cosas que nos gusta hacer, aún sino tenemos la compañía de otros, aprender a disfrutar de mi compañía, entender que no estoy sola, estoy conmigo. Tampoco debemos mortificarnos por las malas decisiones del pasado, yo me atormentaba pensando en que por miedo a enamorarme de nuevo y que me volvieran a romper el corazón me perdí varias oportunidades de conocer hombres maravillosos a los que yo les gustaba. Entendí que Dios tiene siempre un plan B, Él va a usar cada situación para mí bien, incluso esas situaciones de pecado o malas decisiones que tomamos las aprovecha para sacar bendiciones de ahí. Porque para Dios no hay imposibles y Él escribe derecho en renglones torcidos.




   

Aún sigo trabajando en estas cosas, no domino ninguna, me sigo equivocando mucho y por eso le pido a Dios que me ayude a descubrir mi propósito de vida, que me dé la sabiduría para discernir si mis sueños y anhelos coinciden con lo que necesito para mi salvación.
 

Sobre todo le pido mucho a Dios que sane mi corazón para poder amarme como él me ama, y así aprender a vivir mi presente sin sentir angustia por el futuro. Porque si me amo como Dios me ama, podré amar mejor al prójimo, podré amar más a Dios y por ese amor sentir seguridad aún en medio de la incertidumbre del futuro.

Con amor, Rosa.




Hace como 15 años atrás me di cuenta que era muy egoísta, en especial con mi familia. Era egoísta no sólo con las cosas materiales sino también a nivel espiritual. Y esa imagen de mi misma no me gustó. 


Recuerdo que entre lágrimas le pedí a Dios que me diera un corazón generoso como el de su hijo Jesús. Adivinen qué pasó después de esa oración: NADA. 
No pasó nada extraordinario 

Yo sentía que seguía siendo la misma, me costaba mucho poner en práctica lo que decía el padre de mi parroquia "Uno a Dios le debe dar lo que más le duele, no las sobras o migajas. Por eso la colecta de la misa se llama ofrenda, uno le ofrece a Dios lo que tiene"

Pero mientras yo pensaba que nada pasaba, que no habían cambios en mí, el Señor Jesús que es el perfecto pedagogo y que me conoce mejor que nadie, sabe que yo soy muy visual, y que aprendo y entiendo mejor viendo o haciendo las cosas; así que sin yo ser consciente de ello me fue rodeando de personas generosas, con un corazón tan amoroso y bondadoso como el de Él. 

Comencé primero siendo consciente de la generosidad de mi familia, de mis primos y tíos, de ambas partes, tanto de los Albarrán como de los Olivares. Y empecé a verlos diferentes, a ver a Dios en cada uno de ellos, incluso en aquellos que no iban a la iglesia.

Luego vi con más detalle la generosidad y el servicio de mis hermanos de comunidad, los de mi parroquia San Pablo y los de mi familia EFV. Y poco a poco fui conociendo a muchos que hoy se han convertido en mis amigos, en mi familia y quienes me han acompañado con sus oraciones a pesar de la distancia. 

Lo primero que le ofrecí a Dios fue mi tiempo, eso que tanto me costaba entregar. No quería ningún compromiso, recuerdo que esos amigos a los que invité por años para que hicieran la confirmación, luego de que la hicieron fueron ellos lo que me invitaron a mí y me insistían para formar parte del grupo de jóvenes de la parroquia. Yo no quería, porque eso significa compromiso. Lo más cómico de todo es que yo tenía muchos amigos dentro del grupo y hasta mi hermano Henry también se había animado a participar, y a pesar de eso yo me seguía negando. Tenía miedo, miedo de ofrecerle a Dios más de mi, miedo de darle una parte de mi vida, una muy importante: mi tiempo libre.


Acepté a regañadientes a participar en el grupo de jóvenes, iba más por mis amigos que por el servicio a Dios. Pero el Señor poco a poco me fue enamorando como dice la canción y conquistó mi corazón. Lo mejor de todo es que no sólo me cautivó a mí, sino también a toda mi familia y juntos por muchos años fuimos simples servidores e instrumentos de Dios para llevarle su palabra y amor a tantas familias y jóvenes.

Con los años se convirtió en una necesidad el servicio a Dios y entregarle mi tiempo ya no me costaba tanto (aunque para ser sincera actualmente todavía me cuesta algunas veces) Pero seguía luchando por ser más generosa a nivel material, debo reconocer que avance mucho y en varias ocasiones les compré cosas a mi familia, no sólo regalos sino también lo que necesitaban.




Desde que emigre (incluso antes de salir del país) la generosidad de todas esas personas me rodeó, nos arroparon a mí y a mi familia en los momentos más difíciles y todavía muchos nos siguen custodiando. En este poco tiempo viviendo en Argentina he sido más consciente de la generosidad de todas las personas que he conocido en los diferentes lugares en los que he estado: los trabajos, la iglesia y hasta las residencias en las que he vivido. Ha habido momentos en los que esa generosidad me ha conmovido hasta las lágrimas 🥺😍 

En estos momentos estoy viviendo en una casa donde desde que llegué me he sentido como en familia. Muchas de las chicas y sras han sido muy generosas conmigo, muy detallistas y a veces siento que vivo perdiendo, porque ellas me ganan en generosidad. 

Pero eso realmente no me molesta, la verdad me anima, me motiva a ser como ellas, a imitarlas. Me consuela saber que mientras esté cerca de ellas, poco a poco seré mejor persona. Que bonito es vivir compitiendo para ver quien tiene más detalles con la otra, una bonita y sana competencia. 




Las veces en las que yo también he sido generosa, sobre todo las ocasiones en las que he dado lo que me duele, después Dios me lo ha retribuido el doble. No digo esto como una motivación para que demos esperando recibir. Sino que lo digo como testimonio de la misericordia de Dios, Él se ocupa del alimento de las aves del campo, como no va a ocuparse de mí, de nosotros; que somos la obra predilecta de sus manos.

Lo digo como recordatorio (porque muchas veces se nos olvida) de que mientras más generoso es nuestro corazón, a nivel material y espiritual, así serán los milagros de abundancia que veremos en nuestras vidas.

Generosidad, es una virtud que debemos pedirle a Dios, y una característica que nos hace ser más parecidos a Él. Ser generosos es simplemente AMAR.

Le pido a Dios que nos haga más parecidos a él y podamos ser reflejo de su amor para todos los que nos conozcan y con los que convivimos. 




Gracias por leer mis reflexiones. 
Con amor, Rosana.

#38 Años Construyendo Recuerdos. 



Corría el año 1980 y la joven Daxy Rosaura se preparaba para recibir el título de ingeniero civil, luego de muchos años de esfuerzo y dedicación. En ese entonces el mismo bachiller tenía que llevar el expediente a Villaluz para poder ir al acto de grado, y en medio de tan difícil tarea consigue la ayuda de un compañero de facultad, con quien nunca vio clases, pero si conocía de vista y que para ese entonces tenía una novia con carro dispuesta a ayudarlos a llevar los fulanos expedientes para así poder graduarse. Es así como terminan montados en un mismo carro la joven Daxy y el joven Henry Tomás. Llegado el día del acto de grado, Daxy termina sentada justo detrás de Henry, ya que los organizaron por orden alfabético y esa fortuita situación les permitió estrechar sus manos y felicitarse mutuamente siendo colegas ya, ese 12 de diciembre se despidieron sin imaginar el plan que Dios tenía para ellos.


Como todo recién graduado, que quiere comerse el mundo y que acepta trabajo donde sea, el joven Henry se despide de su madre y hermanas a comienzos del año 81' para irse a Maturín donde había conseguido un puesto de trabajo en el antiguo MTC. La distancia a veces ayuda a aclarar ideas y estando a kilómetros de su novia (si, la misma del carro) se dio cuenta que su noviazgo no tenía futuro, lo consulta con un sacerdote y ya con más seguridad decide regresar a Maracaibo para terminar esa relación, pero al mismo tiempo le hace una petición a Dios, le pide que le presente y ponga en su camino a la mujer adecuada para él. Meses después le llegará la respuesta a su oración.


Ajena a todo esto, la joven Daxy luego de pasar meses buscando trabajo sin mayores éxitos decide viajar a Caracas para una entrevista. La entrevista fue fructífera y le dieron buenas noticias, había trabajo seguro para ella, lo no tan bueno es que era en el Amazonas o en Maturín. Daxy secretamente le pidió a Dios que fuera en Maturín ya que tenía familia allá. Días después recibe la confirmación de su cargo fijo y y la dicha de que era en Maturín.


A mediados del año 81' Daxy llega al oriente del país para encontrarse con la sorpresa de que Henry trabajaba en el mismo lugar. Por supuesto él como buen hijo de gochos, todo un caballero, se pone a la orden para enseñarle la ciudad, luego para enseñarla a manejar y no tardaron mucho en enamorarse el uno del otro. Su primer mes de noviazgo lo celebraron con el cumpleaños de Daxy y a los tres meses, es decir en diciembre, deciden casarse en octubre del año siguiente (si leyó bien, 3 meses) 


Durante esos meses de preparativos de boda, el amor y la comprensión fue aumentado, pero la ansiedad también hasta el punto que querían adelantar la boda (no pregunte quién la quería adelantar) Por fin llego el día fijado, y a pesar de sustos y anécdotas familiares que sólo conocerán los nietos de Henry y Daxy, lograron casarse por la iglesia en compañía de amigos y familiares. Una celebración sencilla pero disfrutada al máximo, fue  el comienzo de esta hermosa familia Albarrán Olivares. 




Después de la luna de miel regresan a Maturín donde pasan su primer año de casados, las primeras Navidades alejados de la familia ya que no podían viajar porque en enero del 84 nacería su primera hija: Rosana Mariela. Un año después se quedan sin trabajo pero como Dios siempre va un paso adelante, unos meses antes le había permitido a Henry conocer a un contratista que le había dejado su tarjeta y la palabra de que si alguna vez necesitaba algo lo llamara. Al quedar desempleado Henry recuerda este encuentro y como aún conservaba la tarjeta se anima a llamar al señor y plantearle su situación. 


La bendición llegó doble, un trabajo para Henry en Guanare y el embarazo de Daxy de su 2do hijo, esos 9 meses tuvieron que vivirlos separados por razones económicas, su primera y hasta ahora única separación. Luego del nacimiento de su primer varón: Henry José, vivieron 8 años en esa tranquila ciudad donde cultivaron hermosas amistades que aún perduran, en ella también comenzaron su camino en la iglesia como matrimonio junto a otras familias en el equipo de Cursillos de Cristiandad.


Pasaron los años y la familia de 4 pasó a ser de 5, llegaría a sus vida otra niña: María Isabel, para llenarlos de ocurrencias. Pero un año antes de su llegada; a principios del 91 muere la mamá de Henry, él no llega a Maracaibo a tiempo para despedirse y eso les hace cuestionarse si continuar viviendo en Guanare, irse a Maturín donde tienen un apartamento propio o si regresar a Maracaibo donde tienen a toda su familia y en dónde además hay una universidad pública dónde sus hijos pueden estudiar cualquier carrera que elijan.


Si, sus hijos no terminaban la primaria y ya ellos pensaban en la universidad, así trabaja el Espíritu Santo, es un visionario siempre mirando más allá de lo superficial o de lo evidente. Ellos ya tenían pensada una decisión pero a pesar de eso les preguntan a sus hijos ¿Dónde les gustaría vivir: Maracaibo o Maturín? Henry y Rosana sin pensarlo dos veces gritaron al unísono ¡Maracaibo! y la bebé María sólo se reía de la emoción.


Así comienza una nueva aventura, no me refiero solamente a su mudanza a Maracaibo sino al inicio de una petición recurrente al Divino Niño Jesús: Tener una casa propia, con 4 cuartos, con patio grande para jugar, que estuviese cerca de la iglesia, de un colegio, de transporte público y de supermercados. Después de varios años de vivir arrimados, alquilados, de rezar muchas novenas al Divino Niño Jesús esa petición fue concedida y en julio del 94 se mudan una vez más pero para su casa propia, la cual tiene todas las especificaciones que le pedían. Para quienes conocen la casa y la ubicación de la misma podrán dar testimonio de que es cierto lo que escribo. 


Ese año fue doblemente bendecido porque en noviembre nació su 4to hijo, el segundo varón: Jesús Enrique quién llegó para acompañar a María y para completar el sexteto de los AlbarránMuchos años después tienen la oportunidad de vivir un encuentro conyugal que les permitió tener herramientas para ayudar a una infinidad de novios y matrimonios, sus hijos perdieron la cuentan de todas las parejas que visitaron su casa en busca de una ayuda.


Luego viven una convivencia familiar que no sólo les permitió sanar heridas entre los 6 sino que además fue el principio de una transformación como familia. Fue por sus hijos que deciden comprometerse con EFV (Encuentros Familiares de Venezuela) y juntos como familia logran trabajar 10 años continuos siendo instrumento de Dios para ayudar a otras familias. Las bendiciones que han recibido gracias a esa entrega han sido innumerables, han sido testigos de santificación de matrimonios, de reconstrucción de familias separadas, ganaron el amor de muchas personas y ese amor los acompañó en uno de los momentos más duros que les tocó vivir como familia: la muerte de su segundo hijo.




Estos esposos han criado a 4 hijos con el ejemplo de que si se puede tener un matrimonio santo y que el "hasta que la muerte los separe" es posible a pesar de los momentos difíciles. Pero uno de los mayores testimonio de vida es el de orar juntos desde novios, lo que ahora se ha extendido para orar juntos como familia.


Actualmente viven una realidad muy parecida a la de muchos venezolanos, el dolor de la separación por la emigración les tocó. Al principio no fue fácil mantenerse en contacto, pero la oración siempre ha sido un puente para unirse y sentirse cerca, aunque estén a kilómetros de distancia.


La historia continúa porque seguimos construyendo recuerdos y hoy volvemos a pedirle a Dios que nos permita celebrar las bodas de oro, y llegar a los primeros 50 años de esta hermosa historia de amor

Rosana 02/10/2020

La razón de por qué comencé a escribir.




Hace años descubrir que me gustaba escribir cartas, comencé escribiendo cartas a mis amigas en su cumpleaños o en el día de la amistad. Siempre las escribí a mano, escogiendo el papel, bolígrafos de varios colores, y a veces les dibujaba algo. Luego pasaron los años y vinieron los enamorados, con ellos descubrí el maravilloso mundo de las cartas y los poemas de amor o de despecho. Primero porque ellos me los regalaban y luego porque yo empecé a escribirlos también. Además en muchas actividades del grupo de la iglesia le escribí cartas a mi familia, y ellos a su vez me han escrito, en ocasiones dichas cartas han servido de entrada para una conversación intima sobre algún tema que nos costaba conversar.


Al principio pensaba que solo podía escribir cuando estuviera enamorada, emocionada, alegre o triste por un corazón roto, pero con el paso del tiempo me di cuenta que si quería escribir sobre algún tema, simplemente tenía que reservarme un tiempo para escribir me sintiera inspirada o no, escribía frases al azar así como me llegaban a la cabeza, me gustaran o no como sonaran, igual después podía editar todo el escrito. Luego me di cuenta que escribir era terapéutico para mí, me ayudaba a expresar mis sentimientos, sobre todo en esos momentos en los que sentía que no podía hablar con nadie o con alguna persona en específico.


Hace unas semanas atrás conversaba con una amiga y le comentaba que quería publicar posts en Instagram que tuvieran un mensaje de valor, escribir algo que pudiera ayudar a quien lo leyera, y que no fueran solo fotos lindas publicadas por pura vanidad.


Es curioso porque a penas empecé a escribir, cada día me llegaban más ideas sobre distintos temas. Entonces mi lista de las notas del celular comenzó a crecer, y sin planificarlo mucho llegué a tener escritos para varias publicaciones. No tardé mucho en darme cuenta que escribir en Instagram es limitado, al menos para mí, por la cantidad de caracteres que puedes publicar por post, y fue por eso que se me ocurrió crear un Blog.


En este blog encontrarás mis reflexiones sobre diversos temas, pero siempre relacionados con mis experiencias de vida. Porque esas reflexiones surgen de mis fracasos, mis errores, mis aciertos y los aprendizajes que me dejaron esas experiencias de vida. También publicaré algunos poemas que he escrito en estos últimos años, llevan mucho tiempo guardados y ya es hora que alguien más los leas, los haga suyos y por qué no, los regale.

He creado este espacio con mucho cariño e ilusión, y espero te ayuden en algo mis #RelexionesDeRosa

Rosana.